Arrimó su húmeda nariz a la puerta dejando marcado un perfecto corazón en la madera, al traspasar al interior un fuerte olor a carne en descomposición penetró por sus fosas nasales produciéndole un golpe al cerebro como una esnifada a un cocainómano, corrió por el pasillo, solo dos segundos se demoró en llegar al dormitorio de Tomas, el viejo de ochenta años yacía boca abajo muerto a la orilla de la cama, hacía diez años que se acompañaban mutuamente.
Lo había recogido un día de lluvia en la puerta de su casa, de inmediato se encariñaron, ingeniosamente le puso de nombre Jerry, en el barrio les decían Tom y Jerry cuando los miraban pasear y al igual que cuando se conocieron y Jerry le quitó la depresión senil a Tomas, ahora con mucha paciencia y como si estuviera bañándolo le quito de su cuerpo sin vida todo vestigio de carne, tres días estuvo el animal comiéndose la carne descompuesta de su viejo amo, cuando lo encontraron no habia mas que un esqueleto, blanco, pulcro, limpio, y aunque parezca fantasioso e increíble, dicen que la calavera parecía tener una sonrisa…
Rey Neira Bustamante